sábado, setiembre 01, 2007

La necesidad humana de estabilidad

El mundo actual se caracteriza por su vertiginoso cambio, tanto en los mercados de bolsa como en las tendencias políticas. Esa dinámica se refleja en nuestras vidas de distintas maneras, dándoles por una parte un cierto entusiasmo y un reto interesante por vencer, pero por otro probablemente llenándolas de más de lo que podemos manejar.

Esto me viene a la cabeza porque estaba pensando que ya comienzo mi segundo año del MBA y que ya llevo un año en Cana(dá). En parte se ha pasado rápido, ya que no puedo creer que ya sea estudiante de segundo año, pero por otro lado siento que lo que pasó el año pasado (o sea los últimos momentos en mi chamba, el viaje a Huaraz, recoger mi carta de renuncia -doloroso-, mi despedida, llegar aquí como zombie, entre otros) está lejos, como si no hubiera sido un año sino más. Sé que es porque desde esa llegada zombie a una casa donde ni siquiera tenía almohadas para dormir, que era (es) oscura y con el aire acondicionado demasiado frío han pasado muchas cosas en muy poco tiempo, por eso siento como si este año (Ago 06 - Ago 07) hubiera tenido más de doce meses. En esos doce meses me he deprimido innumerables veces por innumerables motivos, tal como lo atestigua mi blog. Tuve crisis de autoestima, de personalidad laboral, de capacidad de decisión, entre otras. Aprendí a extrañar y a valorar lo que realmente importa en el mundo, que es la gente que uno quiere y que le quiere. Aprendí a sobrevivir con un presupuesto limitado, a sacrificar mis gustitos con dolor y ahora por suerte recién me empiezo a recuperar (bueno, a partir del próximo mes). Aprendí más sobre lo que es la felicidad para mí: Descubrí que lo que me hace feliz por suerte es simple, tal como despertarme los fines de semana al lado de mi esposo y modorrear en la casa las mañanas o comer lonchecito con mi familia (turrón de doña Pepa y cafecito). No necesito ni a la 4x4 ni al caserón para ser feliz, ni están entre mis requisitos indispensables de éxito en la vida (además que incrementan la posibilidad de ser secuestrada al paso, lo que tampoco me anima para nada).

No obstante, por otra parte, luego de tanto cambio (que inició desde que comenzaron los 2000's, que mi vida ha comenzado a experimentar cambios grandes y significativos) ya quiero parar un momento. Quisiera ya poder decir "aquí voy a estar por un buen tiempo", "este va a ser mi hogar". Espero como loca que llegue un momento en el que diga que mi vida ya se va a poder cimentar sobre algo (en cuestiones laborales y de vivienda). Quiero decir, "éste será el trabajo que tendré al menos por los siguientes cinco años", "ésta es mi casa", y poder sentir esa comodidad. Yo sé que sobre todo en términos del trabajo poder decir eso es un lujo, pero ése es precisamente uno de mis sueños en este momento. Me está cansando el tema de que todo sea temporal para mí: vivo en casas temporales desde el 2003 (tres años en una, ahora voy a pasar dos años en otra), mi trabajo actual también probablemente sea temporal (claro que me gusta y estoy agradecida, pero digamos que tengo otro horizonte de planeamiento y eso a veces complica las cosas) y me fastidia el hecho de no poder echar raíces. Claro que el echar raíces implica salir de aquí y regresar a Lima, cosa que en este momento todavía no puedo hacer porque me falta para terminar un año aún, y hay otros cabos no atados aún que tienen que solucionarse para poder decir "regreso el día xx de yy", que sería el inicio de otro sueño que quiero lograr en mi vida. Sin embargo, lo tengo como meta fija de mediano plazo, y es lo que me motiva cuando voy a dormir en las noches: el sueño de estabilizarme en Lima de nuevo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ratita cuqui- ese era mi nombre de
pequeña, así me llamaba mi papá.
Quisiera saber cual fue el motivo de la eleccion de ese nombre. Se trata de simple curiosidad.

La Ratita Cuqui dijo...

Hola! En el primer post podrás ver cómo nació el nombre del blog:
http://laratitacuqui.blogspot.com/2005/11/hoy-arranca-la-ratita-cuqui.html