lunes, agosto 20, 2007

Sueños

Hace días que sueño con la gente que más quiero de Lima. No sé si es por el agradecimiento que siento de tenerlos, aunque a la distancia, sanos, salvos, guarecidos bajo una casa y con alimento. No sé si es por el miedo de perderlos estando tan lejos y sin poder hacer nada, sintiéndome tan chiquita e insignificante. Me da miedo, aunque sé que es irracional e ilógico temer otro azotazo de la naturaleza como el que tuvimos el miércoles pasado.

Duermo muchas horas y me despierto cansada. Tampoco estoy segura si es el fuerte golpe que me di el viernes cuando me caí (otra anécdota canadiense del no-carro) y que todavía me reclama a la hora de dormir o si es la ansiedad de saber que no pase nada, que por favor todo el mundo siga estando bien, que pueda regresar a mi casita, a mi cama "la de a verdacitos" y dormir y soñar feliz de nuevo, aunque sea solamente por diez días o una semana o el momento en que pueda regresar.

Quisiera olvidarme de que ellos están allá y yo estoy aquí, viviendo mi vida monótona, aburrida y solitaria, que si bien tiene un fin no tan lejano (espero), a veces se hace un peso demasiado grande de sobrellevar. Ganas no me faltan de empujar los días para reunirme de nuevo con quien amo (falta tan poco y a la veces parece que faltase tanto), porque estos días, ahora grises y nubosos, han terminado de apagar la poca luz que quedaba en mí en estos días de tensión y preocupación.

Me siento también un poco idiota preocupándome de mi mundo interior y mis tensiones solucionables (a las que solamente les va a tomar tiempo, el cual a veces parece eterno) sabiendo que en el Sur hay hermanos que han perdido todo. La verdad que es difícil a veces luchar contra mi parte depresiva, sobre todo en días nublados donde parece que no hay nada que pueda dar alegría...

No hay comentarios.: