miércoles, abril 16, 2008

Para paladares valientes (o de bomberos)


Hoy los viajes gastronómicos de la Ratita Cuqui la llevaron a un huarique Torontino (efectivamente tenía toda la pinta de huarique, hasta con los manteles de plástico y una campanita en la puerta que anuncia la llegada de la gente) en el que vendían comida típica de Sri Lanka. Para mayor referencia geográfica, Sri Lanka es una isla que queda al este de India, con lo que se pueden hallar muchas similitudes entre la comida india y la esrlianquesa (ajá, ése es el gentilicio según nuestros amigos de la RAE), tales como los curries abundantes por todos lados. Es más, la comida esrilanquesa guarda mucho parecido con la comida de India del Sur (Tamil) ya que incluye componentes como las dosas, que son una especie de crêpes delgados que se rellenan de curries diversos de verduras.

Sin embargo, habiendo probado ya las dosas en otra ocasión (y considerando que merecen un post aparte), la RC optó por probar algo nuevo: los Lamprais. Los Lamprais vienen a ser un primo lejanísimo de nuestro querido Juane de la selva, ya que son un atado de arroz y curries en una hoja de plátano (que a la vez se envuelve en un papel) que, para darles consistencia, se hornean un ratito. El que yo pedí era vegetariano (también hay versiones con carne, pero por ahí leí que algunas vienen con un pescadito seco que me desanimó un poco) y tenía seis versiones de curries de distintas verduras: papa, lenteja amarilla, espinaca, vainita, berenjena y beterraga.




De acompañamiento venían unas tortillas crocantes (de contextura de chip) hechas con harina de garbanzo llamadas Appadum y unos ajíes secos (¡sips, más picante! ¡como si alguien pudiese!). Finalmente, también se incluía un pequeño platito de raita, esa salsa hindú hecha de yogurt y pepino, que fue definitivamente la salvación. No sé si hubiera podido terminar de comer sin el raita que bajase el picante. Hace mucho tiempo que mi nariz no destila tanto y que no llegaba a lagrimear con una comida en particular. Es más, ¡ya se ganó el tercer lugar de lo picante en la historia de mi vida! Sin embargo, de sabor estaba muy rico. Los appadum también contribuyeron a bajarle el picante, pero también a llenarme más rápido de lo que yo hubiera querido.

¿Recomendable? Creería que sí. ¿Un poco aventurero? También. Sin embargo, para alguien acostumbrado al picante, creo que la clave es no ir con tanto miedo y pedir bastante agua y algo que apague el picante, como la bebida de mango y yogurt denominada Mango Lassie. Claro que hay que añadir que para aquel que tenga el estómago medio delicado o con tendencia a la gastritis, no es recomendable por la fuerza de las especias.

jueves, abril 10, 2008

Vacacional :(

Solamente quería un post cortito para poner que me siento un poco triste hoy porque es la última clase para casi todos mis amigos de mi promoción de la maestría. Hoy todos ellos se han ido a celebrar a distintos lugares el fin de este camino que tanto trabajo nos costó... lamentablemente yo no los puedo acompañar, no solamente porque yo tengo que trabajar mañana temprano, sino porque por el mismo trabajo yo estuve a tiempo parcial y ya no me gradúo. Comparto la alegría de mis amigos pero al mismo tiempo siento como un huequito dentro sabiendo que todas aquellas caras conocidas que me saludaban en los pasillos ya no estarán más en el verano canadiense. Ahora seré "la part-time marciana", esa que solamente va rapidito a su clase y de ahí desaparece; que se sienta en una esquina porque está completamente desactualizada de los pequeños grupos que se suelen formar en los MBA (y que generalmente son la semilla de los famosos trabajos de grupo... sobre los cuales muy pronto escribiré aquí en la Ratita). Voy a extrañar también el tenerlos como vecinos en el campus, porque ya todos se están comenzando a mudar. En unos meses mis mejores amigos abandonarán "el vecindario" y estaré completamente solita llevando mis últimos cursos. Por suerte, mis amigos que llevaron Verano el año pasado me dijeron que se pasa rápido... la verdad que eso es lo que espero.

martes, abril 01, 2008

La simpleza y magnetismo del pop

Me sorprende cómo los "ganchos" del pop siempre terminan siendo efectivos en crear canciones pegajosas, que no necesariamente tienen que ser "chicle rosa" (bubblegum) sino que pueden ser tonadas bonitas como para acompañar ya sea un día de sol o un amanecer medio resacoso. No todo tiene que ser complejo y elaborado para atraer el oído (o, en todo caso, para ocupar un compartimento regular y constante dentro de nuestra mente). Además, es frecuente que este tipo de canciones terminen siendo parte de la banda sonora de momentos en particular de nuestras vidas... ya sea que nos hagan acordar al regreso de la universidad a la casa, al cumpleaños de alguien querido o simplemente aquel almuerzo con nuestra mamá en el que lo pasamos bien y comimos rico.

En mi caso, éstas son las canciones que no puedo despegar de mi cabeza últimamente (algunas son medio blueseras)... y que también tienen los tipicos ganchos pop en términos de estribillos:

Yeah yeah yeah ("Mercy", Duffy)


No no no ("Rehab", Amy Winehouse)


La la la la la la ("New Soul", Yael Naïm)


1 2 3 4 ("1 2 3 4", Feist)