viernes, noviembre 23, 2007

¡Muchas gracias!


Antes de postear algo más, quería agradecer a todos aquellos lectores que me han enviado comentarios dándome ánimo. Aprecio mucho sus buenos deseos y la verdad que me han dado mucha alegría en estos momentos duros y difíciles, cuando el sol se va a las 4:30 pm y la temperatura se cae a -15°C.


Y no menos importante, también quería agradecer a todas las personas "de mi vida real" que me han tenido que soportar durante toda esta odisea (que no termina), que me han dado fuerza, que me han consolado, que me han escuchado quejarme, llorar y renegar... todo el apoyo recibido es para mí super importante y me ayuda a llegar a esta última meta que es el diploma de la maestría.


¡MUCHAS GRACIAS!

domingo, noviembre 18, 2007

odio los domingos en Toronto

(si fuera como la canción de Morrissey, "Every day is like Sunday", ya me hubiera tirado de la torre hace rato)

Es el día más triste de la semana, y el día en que me duele más estar lejos. Es el día en que siento más los contrastes entre lo que solía tener en mi "reencarnación anterior" y lo que es mi vida en estos momentos. Lo peor es que en este particular domingo tengo muchas cosas que hacer pero me quedan pocas ganas de comenzar. Encima hoy que me levanté tarde he tenido 4 horas de luz y nada más (en ese sentido, nada peor que Noviembre en Canadá con su poca luz). Ahora para mí los domingos son sinónimos de tareas del MBA y tareas domésticas. Por eso mi inconsciente lo quiere evitar por completo, y quisiera dormir todo el día y luego despertar a continuar la tortura. Sin embargo, no se puede. Igual hay que entregar tareas, igual hay que tener comida para almorzar la semana siguiente, igual hay que vivir con un estándar de limpieza. Es doble el sufrimiento porque mis niveles de energía, motivación y alegría son muy bajos.

Todos los domingos me siento infinitamente sola en este lugar que cada día se hace más frío, literal y figurativamente. Siento que los minutos pasan por mí sin ningún sentido. He perdido la motivación y energía y, lo que es peor, el rumbo de lo que será mi vida profesional en el futuro. Siento que mi supervivencia a futuro no será más que flotar por la existencia en un lugar en que no me siento a gusto y en el que me encuentro forzada a estar. No obstante, como dicen los sabios, "me acostumbraré". Es cierto, todos nos podemos acostumbrar; es parte de las características de la humanidad el adaptarse a las circunstancias que le tocan vivir. Si por avatares crueles del destino me toca quedarme aquí, definitivamente me tendré que acostumbrar, pero hasta ahora no sé cómo anular los buenos recuerdos de lo que solía ser mi existencia anterior, previa a venir a estudiar. Sé que si le viese sentido a este grado y que le viera como un medio de progresar, no me dolería tanto el sacrificio. Es cierto que me ha ayudado a entrar al medio laboral profesional, pero de allí hacia el futuro no sé si servirá o no. Me siento un poco (bastante, la verdad) perdida y triste y no hay manera de cambiar esto por un tiempo. A veces siento que me faltan las fuerzas para ver de manera optimista mi vida y que estuviera condenada a penar como si fuera un fantasma, viviendo una existencia a medias por el poderoso caballero Don Dinero. No obstante, (sarcasmo On) "como tengo dinero no me debería importar, no?" (sarcasmo Off).

¿Balance vida-trabajo? Estudiando y trabajando a tiempo completo, esa frase me parece una payasada o algo que escuché como el cuento de la Cenicienta hace muchos años atrás. Yo ya perdí lo que es vida. Solamente tengo un "balance estudio-trabajo", porque todas esas horas que le quito al trabajo son para el estudio y si no, son para descansar mi organismo de tanto trajín o, lo peor, para llevar a cabo tareas domésticas que, en mi caso, las considero desagradables y tediosas. Es que como dicen sabiamente en Full Metal Alchemist, para obtener algo (un trabajo y no endeudarme por el MBA) tienes que sacrificar algo de valor equivalente (mi vida de descanso y mi tiempo libre). En fin... solamente quedan ocho meses de tristeza y de soledad.

Para que los numeritos no estén tan aburridos

1, 2, 3, 4 o la canción del IPod Nano o la canción San Martín de hace unas semanas.


Feist - 1234.mp3

Números triviales

Hoy:
- Falta 1 mes y 4 días para regresar
- La Ratita Cuqui (el blog) tiene 2 años y 8 días; la RC en sí tiene 30 años, 10 meses y 9 días (pucha pareció comercial de Barena :P)
- En ese tiempo ha podido acumular 1803 canciones de rock y pop en inglés
- Tiene 4 años, un mes y una semana de casada
- Es la nieta número 8 de 17 de su abuela que hoy cumple 88 años
- Ha escuchado 14 rankings de Doble 9 y ya se va por el número 15 este año
- Se encuentra efectivamente a -3°C pero está guardada a 20°C
- Ha visto 3 temporadas de Grey's Anatomy y 7 incompletas de CSI Las Vegas
- Lleva ya 8 años viendo Pokémon y sinvergüenzudamente lo admite
- Perdió de manera espontánea una muela del juicio; le queda una más
- Ha editado 7 versiones de su reporte Fase 1 del 601 y una de su paper final poco feliz de MKTG (y por eso estoy medio aburrida publicando estas tonteras)

lunes, noviembre 05, 2007

"El Estudioso de la Felicidad"

De El Comercio, Lima, Perú, 14 de Octubre del 2007 (me pareció un artículo interesante para compartir y muy relevante a lo que he estado sintiendo los últimos meses, tanto que me he dado el lujo de resaltar una parte que me movió mucho):

El Estudioso de la Felicidad

JORGE YAMAMOTO. INVESTIGADOR DE LA PUCP HA DISEÑADO, JUNTO A SU EQUIPO DE TRABAJO, UN MODELO PARA EVALUAR, MEDIR Y CUANTIFICAR LA FELICIDAD QUE YA SE APLICA EN OTRAS PARTES DEL MUNDO

¿Somos felices los peruanos?
Mucho más felices que los estadounidenses, los ingleses o los japoneses. Hay un dicho peruano que podría reflejar esto: "No se gana, pero se goza". En esos países hay una enorme motivación económica y se desarrolla una gran competencia e individualismo que, finalmente, va en contra de la amistad, la diversión, el tiempo libre, la familia y otros elementos humanistas. Lo que se ha comprobado en diferentes estudios --y en el Perú también-- es que las fuentes para el bienestar subjetivo son las que están arraigadas en la naturaleza humana, como tener una familia o un buen lugar para vivir.

¿"No se gana, pero se goza" no es también una justificación para la mediocridad?
La mediocridad tiene una connotación cultural. En las culturas colectivistas como la amazónica o la andina tradicional no se trata de tener más que el otro, sino de progresar individualmente, pero en armonía con la comunidad. Por eso en estas comunidades hay poco desarrollo económico, pero un desarrollo humano muy grande. En las comunidades amazónicas pequeñas y tradicionales el peor insulto es ser 'mishico', es decir, ser mezquino, no compartir.

¿Y si hay tanta felicidad, por qué la gente sigue migrando a la capital?
Porque, de alguna manera, existe una suerte de sueño moderno que se ha vendido en estas pequeñas comunidades tradicionales. En vez de que reconozcamos las diferencias y ver que cada cultura tiene cosas buenas y malas, se ha vendido la idea de que lo campesino es lo subdesarrollado y, por el contrario, lo urbano y lo moderno son lo perfecto, lo mejor y lo deseable. Cuando en la práctica la investigación indica que esto no es así.

¿Estas investigaciones podrían conducir a la creación de, por ejemplo, una pastilla de la felicidad?
Teóricamente, es posible, pero la tendencia no va por ahí. Nuestros estudios indican que uno de los problemas de la felicidad del autodenominado Primer Mundo es estar empecinados en la búsqueda del placer y de la felicidad. Eso los está llevando a aumentar sus índices de depresión e infelicidad. Si tenemos afectos positivos muy intensos, hay una sobrecarga del sistema nervioso y eso va a llevar a que, automáticamente, busquemos una emoción opuesta para que el sistema nervioso se equilibre. Si al cerebro le damos, de manera intensa, situaciones para que nos sintamos muy felices, este nos va a pasar la factura y nos puede llevar a períodos de depresión sin aparente causa. O, en una siguiente oportunidad, aquellos elementos que antes nos daban placer ya no resulten suficientes y se busquen más. Es una situación semejante a la farmacodependencia, pero en vez de drogas es la búsqueda frenética de la felicidad. En contraste, en las pequeñas comunidades tradicionales andinas, la vida permanece muy rutinaria, pero tienen unas cuatro ocasiones de placer muy intenso que son las fiestas patronales. Ahí se da una regulación más moderada (de estímulos positivos) y la gente vive de una manera más feliz.

¿Pero una buena situación económica no influye en la sensación de felicidad de una persona?
Hay un nivel mínimo sin el cual las personas no pueden ser felices. Es el caso de Etiopía: ahí hay buenas redes sociales, pero la gente se está muriendo de hambre. Es totalmente distinto a los Andes o la Amazonía peruana porque, como son sociedades agrícolas, ahí nadie se muere de hambre. En el otro extremo, está comprobado que más bien el exceso de recursos económicos hace que la gente entre en trompo y, dicho de manera coloquial, no sepa qué hacer con su plata y entre en un espiral de infelicidad. La felicidad no está en función de cuántos recursos tengan, sino de la relación entre los recursos existentes y las metas que se proponen.

¿Por qué los japoneses, estadounidenses e ingleses están tan tristes?
Creo que sufren de sobredesarrollo y han alcanzado un nivel exagerado de satisfacción de necesidades. Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía, propuso el concepto de la faja hedónica: cuando hay una secuencia de meta alta y satisfacción, otra meta y otra satisfacción, se llega a una faja sin fin en donde no hay cuándo detenerse y esto crea infelicidad. Así, la gente está pensando cuál es el último modelo de Ipod o se compran ropa y si tiene un defecto, para ellos es una crisis existencial y fuente de infelicidad.

SEPA MÁS:
  • Jorge Yamamoto ha participado como investigador en un estudio sobre la felicidad en Etiopía, Bangladesh, Tailandia y Perú.
  • La investigación de la felicidad hoy en día no se basa solo en encuestas, sino también se hacen tomografías y encefalogramas que detectan los cambios en la actividad cerebral ante ciertas situaciones.

domingo, noviembre 04, 2007

El mar, tan lejos...




Extraño tanto al mar últimamente... es que el haber vivido 29 años cerca de él, como si fuese un miembro más de mi familia, sabiendo que lo tenía tan al alcance de mis visitas, ha hecho que lo incorpore como parte de mi vida. Me duele saber que hace como cinco meses que no lo veo, que no lo huelo, que no lo oigo... y que todavía falta un mes y medio en la cárcel de oro para poder reencontrarme con él.

Una canción para este post: By the Sea de London Suede: